El amor a la Iglesia ha sido, desde los orígenes de nuestra Congregación, una herencia viva y profunda transmitida por nuestros fundadores. Este amor se traduce en un compromiso activo con la vida de las comunidades parroquiales, donde buscamos ser presencia humilde, servidora y fraterna.

En cada lugar donde estamos presentes, tejemos lazos de colaboración con las parroquias, entendiendo que ellas son el corazón de la vida cristiana en los barrios y comunidades. Nos vinculamos con alegría y disponibilidad, poniéndonos al servicio de los procesos de formación en la fe, especialmente a través de la catequesis, el acompañamiento de niños, adolescentes y adultos, y la animación de celebraciones litúrgicas.

Participamos también en la vida de las Comunidades Eclesiales de Base, grupos pastorales y movimientos parroquiales, compartiendo nuestro carisma y nuestra espiritualidad del cuidado, la escucha y la cercanía. Más que ofrecer, buscamos construir juntos: tender puentes, animar la fe, renovar la esperanza y caminar como Iglesia en salida, como nos invita el Papa Francisco.

Nuestra acción parroquial es una expresión concreta de nuestro amor a Dios y al pueblo.
Te invitamos a conocernos en tu comunidad y compartir con nosotras este camino de fe.